La importancia de los jóvenes en la agricultura
- Autor: Natalia Morales. (2020)
- Fecha: 1 Ago-2020
“Desde temprana edad hemos sido programados para pensar que un trabajo en la ciudad o un trabajo en una oficina son la meta final… eso debe cambiar… hay que promocionar la agricultura como una profesión noble tanto si es usted un agricultor o si forma parte de una oficina de extensión”.
Encuesta de la juventud, Islas Fiji (2009)
En distintas partes del País, los jóvenes se encuentran en una batalla constante cuando culminan sus estudios y por lo general la agricultura ha sido considerada como la última opción. La alta tasa de desempleo y la edad avanzada de los agricultores, han llevado a aumentar la migración de jóvenes de la zona rural a la ciudad, en busca de nuevas oportunidades de trabajo, aumentando la capacidad limitada de la infraestructura de la zona urbana.
De acuerdo con lo anterior, según un estudio realizado por un grupo de expertos y representantes de las principales organizaciones agrícolas de todo el mundo, muchos de los jóvenes comentaron que el sistema escolar con frecuencia contribuye a inculcar percepciones negativas sobre la agricultura a través del uso de actividades agrícolas como medio de castigo, introduciendo a los jóvenes la idea de que la agricultura no vale la pena y es mejor dedicarse a otras actividades. Por ende una necesidad importante para propiciar e incentivar a los jóvenes es revirtiendo las actitudes negativas hacia la agricultura.
Actualmente según la revista de agroecología Leisa, en América latina, el 25% del total de su población rural está conformada por jóvenes que tienen entre 15 y 24 años. pero este número con el tiempo disminuye, no solo por la reducción de la tasa de fecundidad, sino por el desplazamiento hacia las urbes, en busca de un “mejor futuro”.
La importancia de los jóvenes en el campo es decisivo, pues son la garantía de sostenibilidad de la vida social y de la producción en el campo, por esto, debemos enfocarnos en valorarlo como un espacio de riqueza y variedad cultural, que de hecho cuenta con un gran potencial para nuevas actividades, incluso diversas alternativas económicas.
No obstante la educación rural en comparación con la urbana es de baja calidad, pues por sus lejanos caserios, pueblos, la falta de transporte y además el poco acceso al uso de las nuevas plataformas digitales de la información, son unas de las tantas situaciones que no permiten y que limitan las posibilidades de progreso de los jóvenes en la zona rural. Por eso es necesario que los jóvenes con tradición y cultura de campo que desean seguir su camino, tengan en el sector una promesa de futuro productivo y próspero…
Según un artículo realizado por el Agricultor primero los jóvenes que tienen la oportunidad de acceder a la tecnología y a la información; la contribución y el granito de arena, no solo puede llegar a ser grande y de vital importancia para su comunidad, sino para todos nosotros.
Uno de estos casos, es el de algunos jóvenes en Brasil, que han decidido dejar las ciudades y dedicar su vida al trabajo agrícola, apoyándose de la infraestructura y las herramientas necesarias. Estos jóvenes por medio de tecnología han logrado desarrollar e implementar con éxito sus emprendimientos y aportar de manera positiva al sector rural. Otro ejemplo que nos permite identificar y conocer opciones para cambiar la percepción del campo, son los jóvenes emprendedores en Nicaragua, en donde se evidencia un proyecto, el cual tiene como nombre “La juventud Si puede”, por medio de esta iniciativa se incentiva a jóvenes productores de cacao a iniciar y promover sus propias microempresas y así aportar a toda la comunidad.
De este modo podemos evidenciar que existen caminos posibles para los jóvenes en el campo, como líderes de su propio progreso y desarrollo; Por medio de diferentes programas, donde generan espacios para la juventud rural con un enfoque que va dirigido a resultados positivos, permitiendo a los jóvenes formarse como gestores de la producción rural con capacidad gerencial y una visión integral para el manejo sostenible de sus recursos y valorización de su propia cultura (Torres en Ecuador.p.24; Torres y Vargas, p. 26, y Panduro, p. 14 en Perú).